Nápoles (Napoli) tiene el encanto de algunas ciudades importantes venidas a menos, o que lo intentaron sin conseguirlo, y con la pátina de siglos de historia ha obtenido la declaración de Patrimonio de la Humanidad.
Palazzo Reale |
Merece la pena pasar unos días, pero sin excesiva formalidad ni preocupación por verlo todo, aprovechando el buen tiempo para escapar en tren o autobús a los pueblecitos de la Bahía de Capo Posillipo, Caserta, Herculano, el Vesubio, Pompeya, Sorrento y Capri. En su puerto se puede embarcar rumbo a Cagliari (Càller) en la isla de Cerdeña o Palermo en Sicilia y Roma está a unas dos horas y media en tren.
Si la estancia es corta, se pueden visitar la piazza del Plebiscito con su basilica di san Francesco di Paola (siglo XIX, neoclásica), el palazzo Reale (XVII-XIX) y asomarnos un poco, desde las bocacalles que dan a Via Toledo, al quartieri Spagnoli.
Galleria Umberto I |
Castel Nuovo |
A continuación pasamos por la Galleria Umberto I (siglo XIX) y llegamos al castel Nuovo (o Maschio Angioino, XIII-XVI), una imponente fortaleza de arquitectura gótica y renacentista.
Vesuvio |
No es la única, pues en un islote junto a la costa está es castel dell’Ovo (siglo XVI, en sus orígenes una torre normanda) y, en la colina que domina el centro, el castel sant’Elmo (XVI) y la cartuja barroca de certosa di san Martino (XVIII, museo de belenes napolitanos) que nos ofrecen una inmejoráble panorámica de la bahía y el Vesubio.
El Museo Archeologico Nazionale es otro punto imprescindible, pues allí se expone la impresionante colección de mosaicos, pinturas y esculturas halladas en las excavaciones de Pompeya y Herculano.
Claustro de santa Chiara |
Muy cerca empieza la popular Via dei Tribunali, siguiendo el trazado del decumano mayor de la antigua urbe romana, junto a la que se encuentra algunos templos representativos como la basilica di santa Chiara (siglo XIV, gótica), el monasterio del mismo nombre (XVIII, claustro recubierto de cerámica pintada), san Paolo Maggiore (XVII-XVIII, barroca y entrada a los subterráneos de Napoli Sotterranea), san Lorenzo Maggiore (XIII-XVIII, gótica y barroca, acceso a Neapolis Sotterrata) y el duomo di Santa Maria Assunta (catedral de los siglos XIII y XIV, en estilos románico, gótico y cappella del tesoro barroca).
Si montamos en un autobús que pasa por el museo arqueológico, en unos minutos alcanzamos la basilica di santa María della Sanità (siglo XVII), erigida sobre las catacumbas de san Gaudioso, y la iglesia dell'Incoronata Madre del Buon Consiglio (XX) encima de las de san Gennaro, antes de ascender al Museo Nazionales Capodimonte (colección de pinturas de Pieter Brueghel, Rafael, Tiziano y Caravaggio...) en lo que fue el palacio real de Reggia di Capodimonte (XVIII-XIX).
Más al norte, tomando un tren a Caserta, hay otro monumento muy interesante: la Reggia di Caserta (siglos XVIII-XIX, incluido en el Patrimonio Mundial junto con el acueducto de Vanvitelli y el complejo de San Leucio), residencia real barroca-neoclásica y jardines comparables a los de Versalles.
Volviendo a la bahía de Nápoles no podemos olvidarnos de la caldera volcánica de los campi Flegrei y las ruinas romanas de varias poblaciones entre situadas Capo Posillipo y Capo Miseno (Posillipo, Pozzuoli, Bayas...).
Este viaje no se entendería sin coger la línea de tren Circumvesuviana por el Golfo di Napoli para recorrer varios lugares reconocidos como Patrimonio Mundial y diversos espacios naturales empleando, al menos, un par de días para verlo todo.
La
primera parada será en la estación de Ercolano Scavi,
donde se enlaza con el transporte público (bus o taxi en la misma plazoleta de
la estación) al parque natural del
Vesubio, el volcán causante de toda la destrucción que encontramos en esta
primera parte de la ruta.
Calle de Herculano flanqueada por casas romanas preservadas por los sedimentos de la erupción |
Almacén de una tienda
|
Las vías Vittorio Veneto y IV Novembre pasan ante el Museo Archeologico Virtuale, que fue inaugurado después de nuestra estancia, y van hasta la entrada al yacimiento arqueológico de Herculano (Herculaneum).
La vida cotidiana quedó congelada tras la erupción del siglo I de n.e., y se conserva en las casas, tiendas o los atrios y jardines de los palacios de la aristocracia romana. Con suerte, se puede entrar en alguno de los túneles excavados para acceder a secciones enterradas por la lava y la ceniza.
Galería de la villa de Pompea |
Villa imperial de Popea |
Nosotros nos saltamos la villa Sora en Torre del Greco y nos detuvimos en la cercana Torre Annunziata (Oplonti), para visitar las ruinas de la suntuosa villa imperial de Popea.
Foro de Pompeya, con el volcán Vesubio al fondo |
Taberna romana |
Necrópolis de Porta Ercolano |
Sin
más dilación llegamos a Pompeya (Pompeii)
que nos dará una idea
completa de la estructura de una ciudad romana. El centro está ocupado por los edificios civiles: el foro, templos, termas, un teatro... y de allí parte la principal calle comercial que
termina junto a la Palestra y el
Anfiteatro. En dirección contraria se extiende todo un barrio y, tras
un paseo por la necrópolis de Porta Ercolano, se alcanza la villa dei Misteri.
Claustro de san Francisco de Asís |
Nuestro
próximo destino es Sorrento, una
tranquila localidad costera sin otro atractivo que el claustro de san Francisco de Asís. A su favor tiene que serviría de base para hacer excursiones por la bella costa Amalfitana o continuar hacia
Salerno y las ruinas de los templos griegos de Paestum.
Puerto de Capri |
Otro
punto a su favor es su proximidad a Capri y que de allí zarpan barcos hacia la isla. Tras desembarcar en el puerto de Marina Grande es conveniente coger el autobús o el funicular
que salva el desnivel hasta Capri y, una vez en el pueblo, acercarse a la cartuja de san Giacomo (siglos
XIV-XVI) o andar durante media hora hasta el arco Naturale y la gruta de Matromani formadas por la erosión del mar.
El Vesubio visto desde Capri |
Caminando
una hora hacia la punta oriental, vemos los escasos restos de la villa imperial Iovis, residencia de Tiberio, aunque con muy buenas vistas del Golfo de Nápoles y el Vesubio.
En el otro extremo de la isla está Anacapri, desde donde se asciende en teleférico al Monte Solaro y se va en autobús a la grotta Azzurra (también accesible en barca que parten del puerto).
En el otro extremo de la isla está Anacapri, desde donde se asciende en teleférico al Monte Solaro y se va en autobús a la grotta Azzurra (también accesible en barca que parten del puerto).
Para regresar, se puede volver a Sorrento, coger el transbordador a Nápoles o el que nos lleva a la isla de Ischia.
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