Roma Eterna: de la antigüedad clásica al fin de la dominación papal

Foro Romano, desde el monte Capitolino

Durante siglos Roma ha sido uno de los centros de Europa, aunque los motivos de su influencia han variado en el tiempo: político-militar en el Imperio Romano, espiritual como sede de una parte del cristianismo, artístico y cultural como centro de nacimiento y difusión del renacimiento... y todos han dejado su huella en esta bella ciudad, donde encontramos algunos de los más bellos edificios del mundo, incluyendo los del Estado Vaticano.

Desde Roma podemos iniciar rutas hacia las ciudades de la Toscana: Siena, Florencia (lo mejor es llegar a ella en tren), Pisa... o dirigirnos al sur para visitar el Golfo de Nápoles. A unos 70 kilómentros, el puerto de Civitavecchia nos enlaza con Olbia (Cerdeña) y, tras una singladura más larga, con Palermo  (Sicilia).

Panteon de Roma edificado por el emperador Adriano

Coliseo

¿Qué ver?: No puedes dejar de visitar los restos de los edificios del Foro Romano (templos, la Curia del Senado, los palacios imperiales en el monte Palatino...), el Coliseo (siglo I) y el Panteon (o Rotonda, siglo II), ni dejar de pasear por las plazas Navona (fuentes monumentales de Bernini, en lo que fue el Estadio de Domiciano) y Spagna, ver la fontana di Trevi, acercarte al puente y al castel Sant’Angelo (o Mausoleo de Adriano, siglos II). 

Castel Sant'Angelo, desde el puento del mismo nombre

Sólo para entusiastas: Los amantes del periodo clásico pueden ir al Ara Pacis (siglo I a.n.e.), el Circo Máximo, las termas de Caracalla (siglo III), la Via Appia Antica (tumbas romanas y catacumbas cristianas), la Domus Aurea (cerrada pues los diferentes intentos de restauración no han evitado su deterioro) y completar conocimientos con recorridos por los Museos Capitolinos (interesante muestra de escultura romana), el Museo Nacional Etrusco o el Museo Nacional Romano, (en sus sedes de las termas de Diocleciano, Cripta Balbi y palacios Altemps y Massimo).

También encontramos lujosos espacios de culto como la basílica de santa Maria Maggiore (decoración medieval, renacentista y barroca), la catedral de sant Giovanni in Laterano (barroco del siglo XVII, subsisten elementos anteriores), san Pablo Extramuros (reedificada en el XIX, aunque el claustro es el XIII), sant Pietro in Vincoli (contiene la escultura de Moisés de Miguel Ángel), santa Maria sopra Minerva (XIII-XIV, gótica), santa María en Trastevere (mosaicos de los siglos XII y XIII en el ábside y la fachada), la capilla Sancta Sanctorum o San Lorenzo in Palatio (ubicación de la Santa Scala)... y tantas y tantas iglesias que vas encontrandonte al callejear por Roma.

Cerca del centro encontramos el popular barrio del Trastevere, aunque de un viaje a otro ganan terreno los usos turístico que le hace perder su sabor local, algo parecido a lo que ocurre en Campo de'Fiori.

Totalmente prescindible: Si las autoridades competentes no han restaurado y adecentado el sitio, evita pasar por el mausoleo de Augusto, pues su estado de conservación hace unos años era decepcionante. 

Las personas con un mínimo de sensibilidad arquitectónica es mejor que no visiten un barrio cuya construcción representa el "espíritu" (¿?) fascistoide del momento (el del siglo pasado, no el del actual que seguramente también acabará teniendo sus edificios representativos). No me pregunten el nombre del barrio, porque no pienso perder ni un segundo en buscarlo.  

Lo más friky y/o kitsch: En primer lugar quiero dedicar un homenaje a un personaje histórico de la excentricidad: un soldado romano que estuvo destinado en Egipto y que a su regreso construyó... la pirámide de Cestio en San Paolo fuori le Mura. 

Fontana di Trevi

Una muestra de frikysmo actual lo podemos encontrar en la fontana di Trevi donde los turistas no pueden dejar de tirar monedas al agua (si alguien encuentra explicación a la afición de los turistas por echar monedas en cualquier agujero, charco o pozo, que me lo haga saber).  

En la iglesia de santa Maria in Cosmedin encontramos la famosa Bocca della Verità, donde millones de romanos y turistas han introducido su mano a lo largo de los siglos a la espera del bocado fatal. 

Pero sin ningún lugar a duda lo más friky de Roma es el monumento a Vittorio Emanuele II la mejor escultura gigante dedicada a una "máquina de escribir antigua" plantada en medio del recinto arqueológico (de todas formas para la visita al monumento se recomienda la máxima compostura, pues está dedicada a los "héroes de la patria" o alguna cosa así).