El
nombre de Siracusa (Sarausa) evoca recuerdos del mundo griego antiguo y de las
guerras púnicas entre romanos y cartagineses. Desde entonces la ciudad
ha evolucionado con los tiempos, conservando parte de ese patrimonio
clásico y el de otros periodos posteriores.
Está bien comunicada por tren y autocar con Catania,
por lo que es posible ir y volver en un día. Merece la pena plantearse pasar
una noche.
Teatro Griego en el Parco Archeologico della Neapolis |
Oreja de Dionis |
¿Qué
ver?: Los restos mejor conservados de la época
greco-romana se encuentran en el Parco Archeologico della Neapolis, a las afueras de Siracusa. Destacan el teatro griego (siglo
V a.C., ampliado en el I a.C.) excavado
en la roca y aún impresionante, pese a haber sido parcialmente
desmontado, y las canteras o latomías, siendo la más conocida la Oreja de Dioniso (por su acústica y su leyenda).
A la entrada del recinto encontramos un gran anfiteatro romano, pero bastante necesitado de restauración, y la iglesia de san Nicolo dei Cordari (siglo XI, románico siciliano).
A la entrada del recinto encontramos un gran anfiteatro romano, pero bastante necesitado de restauración, y la iglesia de san Nicolo dei Cordari (siglo XI, románico siciliano).
Si se quiere profundizar en la época helenística y romana, sólo hay que caminar un poco hasta via le Teocrito y acercarse al Museo Archeologico Regionale Paolo Orsi, uno de los mejores museos de Sicilia para este período.
Catedral en la isla Ortigia |
Vista del castillo Maniace desde el mar |
A continuación toca dirigirse a la isla de Ortigia, lugar de asentamiento de la primitiva colonia griega y plaza fuerte durante toda la historia de la ciudad, como puede verse en las ruinas del Templo de Apolo (siglo VI a.C.), parte de la columnata del templo de Atenea incorporada al Duomo (XVIII, barroco siciliano), algunos lienzos de las murallas de diversas épocas y el castello Maniace (XIII, gótico militar). La Fontana Aretusa es conocida por aparecer mitología griega y por las planta de papiro que crecen en sus aguas, un hermoso lugar para relajarse un rato.
Sólo para entusiastas: Recorriendo las calles de Ortigia encontramos palacios e iglesias de diferentes épocas. Entre los primeros destacan los palazzos Montalto, Arcivescovile, del Senato, Beneventano del Bosco y Bellomo (gótico, actualmente Galleria Regionale di Arte Medioevale e Moderna).
Peñón surgiendo del mar |
También
desde allí se puede contratar una vuelta en lancha alrededor de Ortigia o hasta
los cercanos acantilados y grutas.
En los alrededores del Museo Arqueológico se pueden visitar las catacumbas de san Giovanni (siglo IV), la cripta de san Marciano (VI) y el Museo del Papiro.
Dispersos por la ciudad se encuentran otros lugares de interés relativo, como el gimnasio romano (restos de un templo), el dique seco griego, la Iglesia de santa Lucía extra moenia o del Sepolcro (con elementos que abarcan del siglo XII al XVIII) y sus catacumbas.
En los alrededores del Museo Arqueológico se pueden visitar las catacumbas de san Giovanni (siglo IV), la cripta de san Marciano (VI) y el Museo del Papiro.
Dispersos por la ciudad se encuentran otros lugares de interés relativo, como el gimnasio romano (restos de un templo), el dique seco griego, la Iglesia de santa Lucía extra moenia o del Sepolcro (con elementos que abarcan del siglo XII al XVIII) y sus catacumbas.
En los alrededores de la ciudad aún se conserva, en bastante buen estado, la fortificación griega del Castello Eurialo (siglo IV a.C.), parajes naturales como la Fonte Ciane, y playas.
Lo más friki y/o kitsch: Sin entrar a valorar los hechos milagrosos que dieron lugar a la construcción del santuario della Madonna delle Lacrime, se trata de un edificio desproporcionado para la época en que se comenzó a construir (años 60 del siglo XX) y, seguramente, caro de mantener para el uso puntual que se le da. La construcción de catedrales góticas tenían, en su momento, un sentido religioso, social y económico pero, hoy en día, el dinero hubiera estado mejor invertido en obras piadosas.
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