Ir a sitios interesantes, sin gastar mucho y por tus propios medios es posible. Vive siempre una aventura, en un destino cercano o exótico, porque eso diferencia a un viajero de un turista
domingo, 9 de febrero de 2020
La Palma, la isla bonita reserva de la biosfera
Situadas en el atlántico oriental y gozando todo el año de la bonanza subtropial, las Canarias son uno de nuestros destinos preferidos. Hemos estado en Lanzarote, la Graciosa, Tenerife y la Gomera y, para nosotros, La Palma es una síntesis de lo mejor de un archipiélago heterogéneo y sorprendente. Nos marchamos con la sensación de haber arañado sólo la superficie de la Isla Bonita y, mientras preparamos regresar, nos consolamos recordando sus sorprendentes paisajes y la rica biodiversidad de esta reserva mundial de la biosfera.
Cono volcánico en la costa de Villa de Mazo
Uno de los puntos de acceso, el aeropuerto, se encuentra en los límites Villa de Mazo y la Breña. Una de las peculiaridades del lugar es que los municipios son muy extensos y formados por pueblos, pedanías, casas aisladas... entre los que, a veces, es difícil precisar cual es el núcleo principal e, incluso, en ocasiones ninguno tiene el nombre del Ayuntamiento que los agrupa. No es exclusivo de aquí pero el dato facilita el viaje.
Playa de Los Cancajos
Colada volcánica en la costa
Por ejemplo, Villa de Mazo son asentamientos diseminados en las laderas y alejados de una costa abrupta, salvo alguna pequeña cala, y el yacimiento arqueológico de Belmaco, un abrigo de los primeros pobladores de Benahoare, como principal atractivo. En la Breña Baja encontramos Los Cancajos, un paseo de ronda que, desde la playa de arena negra, pasa por los rompientes de roca volcánica y va a las ruinas de unas salinas (siglo XVIII).
Barrios de Santa Cruz de la Palma
En dirección a la capital, junto a la playa de Bajamar, se alza el Risco de la Concepción, un antiguo cráter con un mirador en lo alto. El puerto de Santa Cruz de la Palma es la otra vía de entrada a la isla y, en la cercana plaza de la Constitución, tomamos la calle Real (oficialmente, según lo tramos, O’Daly y Anselmo Pérez de Brito) para caminar ante residencias señoriales y de la burguesía local: la casa Arce Rojas (siglo XVI), la fachada de piedra volcánica del palacio de Sotomayor, las casas de García Carballo (XIX neoclásica), Vélez de Ontanilla (XIX) y la del Diputado del Común (XIX, modernista).
Patio de la casa de Salazar
La Cosmológica
Tras la sobria fachada de piedra de la casa principal de Salazar (siglo XVII, centro cultural) se esconde un patio con tres galerías superpuestas de madera. Cogiendo el primer callejón hacia la izquierda tienen su sede el Teatro Circo de Marte (XIX), la iglesia de santo Domingo (XVI, fue parte del convento de san Miguel de las Victorias) y la Real Sociedad La Cosmológica (XVII, depósito de grano transformado en museo, biblioteca y centro de estudios locales).
Iglesia del Salvador
Plaza de España
Artesonado mudéjar
Unas escaleras descienden a la plaza de España, un triángulo formado por la iglesia del Salvador (remarcable artesonado mudéjar en el interior), el ayuntamiento (siglo XVI, logia inferior y dependencias en la superior) y la casa Monteverde (XVI, pero la fachada es del XX).
Recuperamos la calle Real (Anselmo Pérez de Brito) ante los inmuebles de Massieu Tello de Eslava (reconstruido en el siglo XX) y Pinto (o Casa Juan Cabrera Martín, XVIII), y proseguimos por una vía peatonal a la placeta de Borrero, desde donde buscaremos la avenida de la Marina y el paseo de los balcones, unos pintorescos voladizos que, en algunos casos, están abiertos y, en otros, cerrados con ventanales. La mayoría de esas casas son blancas con las molduras de madera pintadas de colores pero, en otras, sus tonos pastel evocan los lazos de los indianos canarios con las ciudades del Caribe y Centroamérica.
Playa de Santa Cruz de la Palma
Castillo de santa Catalina
Castillo de la Virgen
Justo enfrente se extiende una gran playa del mismo origen volcánico y color negro que las murallas del castillo de santa Catalina (siglo XVI), reforzados por baluartes en cada una de las cuatro esquinas. La vía Pedro José de las Casas va a la plaza de la Alameda, presidida por una réplica de la carabela Santa María (museo naval) y, encaramado en un cerro al otro lado del barranco, se yergue el “castillo” de la Virgen (XIX), una recreación que sirve de escenario a una de las actividades de la romería de la bajada de nuestra señora de las Nieves desde el santuario situado en las estribaciones de la Caldera de Taburiente.
Iglesia de san Francisco
Retornando a la Alameda, buscaremos el convento de la Inmaculada Concepción (siglos XVI-XVIII) para ver el templo de san Francisco y, en el claustro, el Museo Insular (medio natural, bellas artes y etnografía).
A partir de aquí, combinamos el alquiler de vehículo con el servicio de autobuses públicos, en función de la frecuencia de paso de éstos últimos y las paradas que nos permitía cada medio de transporte. Las carreteras son estrechas y con muchas curvas por lo que la velocidad no es un factor determinante en la elección: sea cual sea, pocas veces se superarán los 50 km/h.
Cubo de la Galga
Los municipios de Puntallana, San Andrés-Sauces y Barlovento disfrutan de una climatología más lluviosa que la de otras zonas porque los vientos alisios topan con las escarpadas pendientes del parque natural de las Nieves, un bosque subtropical de laurisilva compuesto por árboles autóctonos, helechos, líquenes, hongos, musgo y plantas trepadoras. El Cubo de la Galga es uno de los accesos y ofrece un sendero fácil por ese tipo de vegetación.
Después de rebasar el mirador del jardín de las Hespérides, en el barranco de san Juan nos espera otro enclave aborigen: el centro de interpretación de la Cueva del Tendal, de reciente construcción.
Cascada
Los Tilos
Entre Llano el Pino y Los Sauces una calzada sube a Los Tilos (o Los Tiles, parte de la reserva natural antes citada), un monte extenso surcado por varias rutas, como la que atraviesa túneles hasta los nacientes de Marcos y Cordero o, más sencillas, dando una vuelta por la frondosa arboleda o yendo a la cascada.
Charco Azul
Iglesia de san Andrés
La localidad de San Andrés está rodeada por campos de plataneras y, básicamente, son cuatro calles adoquinadas, algunas casas tradicionales y la iglesia de san Andrés Apóstol (siglos XVI-XVII), de paredes encaladas, esquinas de lava negra y una de las más antiguas y bonitas de La Palma. Alguna estrecha caleta da al mar pero el baño más relajante se toma en las piscinas naturales del Charco Azul, junto a Puerto Espíndola.
Si prolongamos unos kilómetros más la salida, se llega al municipio de Barlovento, donde se suceden el faro de Punta Cumplida (siglo XIX), las piscinas de La Fajana y el mirador de la Tosca.
Desde allí se puede ir por Roque del Faro y Hoya Grande, o partir de Santa Cruz de la Palma como nosotros, al Roque de los Muchachos. En cualquier caso, sólo se consigue salvar el desnivel de casi 2,5 km circulando por carreteras zigzagueantes entre la espesura de los pinos canarios, primero, y la montaña pelada, después. El objetivo es obtener una panorámica de la Caldera de Taburiente y el Observatorio Astrofísico que nosotros no pudimos ver porque la cumbre estaba envuelta en niebla y comenzó a nevar.
Nuestra señora de la Luz
Viviendas en el centro de Santo Domingo
Barranco de los Sables
Drago
Sin apearnos del coche, e improvisando sobre la marcha, nos fuimos a Garafía y deambulamos por Santo Domingo, que conserva una curiosa iglesia de dos naves (nuestra señora de la Luz, siglo XVII) y el barranco de los Sables, del que no habíamos oído hablar, un agradable camino entre dragos y corrales de cabras. No es el único que existe en las proximidades, pues La Magdalena y el parque natural de Fagundo y los Hombres son otras tres torrenteras poco frecuentadas por los excursionistas.
Casa típica en Las Tricias
Molino de viento
Acantilados como los de la costa de Hiscaguán dominan todo el litoral norte y, sin tiempo para visitar el poblado de cuevas del Caboco de Buracas ni el molino de gofio (museo), descansamos en Las Tricias, junto a la iglesia del Carmen y una curiosa muestra de arquitectura rural.
Poris de Candelaria
En otra jornada, nos acercamos a Tijarafe, núcleo sin especial interés salvo por el altar barroco de nuestra señora de Candelaria. El clima de la parte oeste de la isla es más soleado y seco, lo que nos permitió dejar los impermeables para descender al Poris de Candelaria. Aquí cometimos un error garrafal y, pareciéndonos arriesgado meter el automóvil por la pista y que estaba más cerca, andamos más de lo previsto aunque se compensó con unas buenas vistas del cañón del Jorado y alguna casa-cueva. El Poris fue un embarcadero en una gran cavidad junto al mar hasta que la mejora de las comunicaciones y el mayor calado de los barcos transformó los refugios de pescadores en espacio de veraneo de los isleños.
Los Llanos, El Paso, el barranco de las Angustias y Tazacorte desde el mirador El Time
Antes de salir del término municipal, nos detuvimos en El Time y la Torre, dos balcones privilegiados sobre el barranco de las Angustias, la Caldera de Taburiente, al que se asoman por la vertiente desaparecida del cráter, Tazacorte, Los Llanos de Aridane y El Paso.
Continuamos hacia un aparcamiento situado a las afueras del barrio de los Barros y, una vez allí contratamos un taxi al mirador de Brecitos, desde el que bajamos a la depresión dejada por el hundimiento del cráter de Taburiente, pasamos por la cascada de colores y volvimos siguiendo el cauce que desagua en el cañón de las Angustias durante una excursión de varias horas.
El Paso
El Paso tiene un cuidado conjunto de viviendas de estilo colonial (calles Manuel Taño, Trece de Septiembre y Sagrado Corazón) aunque nada digan sobre él las webs de turistimo de La Palma o del propio ayuntamiento.
El parque natural de la Caldera de Taburiente desde Cumbrecita
Allí esperamos que llegara la hora reservada, en el centro de visitantes, para dirigimos a la Cumbrecita, otro punto panorámico sobre el parque nacional de la Caldera de Taburiente, y recorrimos una de las sendas.
El alquiler del automóvil tocaba a su fin y la última parada antes de devolverlo fue en el refugio de El Pilar para internarnos en el parque natural de Cumbre Vieja, una alineación de conos volcánicos que se extiende por el extremo sur de la isla. Las últimas erupciones en este área se produjeron hace mucho tiempo y, por eso, los pinos canarios ocupan las faldas pero no colonizan la lava negra de las cúspides. Los días de niebla el bosque es fantasmagórico: un manto de pinaza cubre ramas, tierra y el musgo.
Puerto de Tazacorte con la Caldera de Taburiente de fondo
El barranco de las Angustias y la Caldera de Taburiente
Playa de Tazacorte
Siempre viene bien relajarse un día en la playa de Tazacorte, ver la desembocadura del barranco de las Angustias y aprovechar el puerto de para navegar ante el Poris de la Candelaria y avistar delfines y calderones, sin interferir en la vida de los animales.
Al atardecer, subimos al núcleo de Tazacorte en el interior, vimos algunas casonas de los siglos XVI-XVII (casa Massieu, casa Almirante Díaz Pimienta), los museos del plátano o el mojo y una bella puesta de sol desde la avenida de la Constitución.
El resto de desplazamientos los hicimos en autobús de línea, por ejemplo, al Museo Arqueológico Benahoarita y la parroquia de los Remedios (siglo XVI) en Los Llanos, el centro de interpretación de las Cavidades Volcánicas Caños de Fuego en Las Manchas, las playas de Los Guirres (o Nueva), Puerto de Naos, Charco Verde...
Volcán de san Antonio en Los Canarios
Parque natural de los Volcanes de Teneguía
Faros de Fuencaliente
La última jornada la dedicamos a ir a Los Canarios, en el municipio de Fuencaliente, y al volcán san Antonio, una prolongación del sistema de Cumbre Vieja y que, a diferencia de éste, se caracteriza porque las coladas de lava están escasamente cubiertas de vegetación. Un sendero parte del centro de visitantes, pasa por el cono de Teneguía, el último que ha protagonizado una erupción, y va a los faros (uno del siglo XX y otro del XXI, junto a la parada de autobus), las charcas rosáceas de las salinas de Fuencaliente y la playa de Echentive, un sitio perfecto para despedirnos con un buen recuerdo.
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