Una interesante propuesta para continuar la ruta iniciada en Arles, y que nos dio a conocer los pueblos y las montañas de las Alpilles, o comenzando viaje en la ciudad de Avignon, consiste en descubrir los paisajes de la Vaucluse y el parque natural Luberon (Leberon), seguramente los más admirables y fotografiados de la Provence (Provença) por los cambiantes colores de sus campos: el lila de la lavanda, los verdes o marrones de las viñas, los diferentes ocres y rojizos de la tierra…
El pueblo de Gordes en la Provenza |
Panorámica desde Gordes |
Paredes de la mina de ocre |
Calle típica en Roussillon |
Cripta románica de la catedral de sainte-Anne en Apt |
El mayor atractivo se encuentra en sus alrededores, en los que las personas interesadas encuentran castillos como el château de Roquefure, las ruinas de Rocsalière (o Rocher des druides) o el de Tourrettes, la capilla románica de lo que fue la abadía de saint-Pierre-des-Tourettes o la de saint-Saturnin de Bourganes, el yacimiento galo-romano de Tourville, el puente romano de llamado pont Julien… sin olvidar la belleza natural que ofrece hacer senderismo por el parque del Luberon, incluso en lugares en los que la mano humana ha acabado de darle la forma actual, como el Colorado provenzal, entre las localidades de Rustrel y Gignac, otra explotación minera combinada con la erosión de las tierras de la zona, y que se extiende hasta Forcalquier (Forcauquier) y Manosque (Manòsca), villas de montaña en los Alpes-de-Haute-Provence.
Volviendo hacia la costa mediterráneo con destino a Marseille, la ciudad Aix-en-Provence (Ais de Provença) es una agradable parada que conserva un cuidado centro alrededor de su Ayuntamiento y la torre del reloj (siglo XVI), la catedral del saint-Sauveur (interesante claustro románico, baptisterio y el campanario octogonal góticos, y otros elementos barrocos), el estilizado campanario de la iglesia de saint-Jean-de-Malte (gótica) y, separada por el cours Mirabeau (imperdonable no pasear por él viendo sus bellas fuentes), la ampliación en calles rectilíneas que supuso el Quartier Mazarin. Ha reconvertido varias residencias urbanas de los XVII-XVIII para otros usos, como el hôtel d'Estienne-de-saint-Jean (Museo du Vieil-Aix, sobre la vida en la ciudad con anterioridad a la revolución francesa), el hôtel Boyer-d’Éguilles (Museo de Historia Natural), los palacetes de Castillon, Boisgelin, Baron de Saizieu, el pavillon de Vendôme… al tiempo que en los alrededores recuperó una fábrica de cerillas como Cité du Livre (biblioteca Méjanes) o construyó innovadores edificios como la Fundación Vasarely (siglo XX, museo y sala de exposiciones temporales) o el Pavillon Noir (XXI, Centro Nacional de Danza).
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