Marseilla (Marselha) es, desde la antigüedad, uno de los puertos más importantes del Mediterráneo y su dinamismo la convierte en la segunda ciudad más poblada de Francia pero, como contrapartida, el crecimiento urbanístico, las vicisitudes históricas y, porque no decirlo, algunos errores no han sido precisamente generosos con su patrimonio arquitectónico.
Aún así, el viajero en tránsito entre Montpeller, Nîmes, Arles o Avignon y Nice hará bien en parar y dedicarle unas horas, aprovechar su red de transporte público para proseguir viaje y tener en cuenta que Aix-en-Provence, por su proximidad a los pueblos del Luberon, tiene un mayor atractivo como alojamiento. Desde allí también es posible embarcar con destino a la isla de Córcega.
Musée des civilisations de l'Europe et de la Méditerranée |
¿Qué ver?: El Vieux-Port concentra los lugares más interesantes de Marsella, como la ciudadela de saint-Nicolas (siglo XVII), la iglesia gótica de la abadía de saint-Victor (XIII, alberga una colección de sarcófagos de los siglos IV-V) y, defendiendo la bocana desde la otra orilla, el fuerte de saint-Jean (XIV-XVII), comunicado por pasarelas con la iglesia saint-Laurent (XII-XIII, estilo románico-provenzal) y el moderno edificio del Musée des civilisations de l'Europe et de la Méditerranée.
La avanzadilla del sistema de defensa marítima del puerto era el archipiélago de Frioul que conserva diferentes fuertes, torres y baterías (Ratonneau, Pomègues, Brégantin, la tour de Pomègues…), siendo el enclave más conocido la isla fortificada de If (siglo XVI, también fue prisión estatal).
En otro orden de cosas y desde un punto de vista más paisajístico, la ruta costera por las Calanques alterna los altos acantilados y con recogidas calas.
Catedral de sainte-Marie-Majeure de Marseille |
Hôtel-Dieu |
En cuanto a museos, y sin ánimo de ser exhaustivos, existen diversas propuestas: el Musée des civilisations de l'Europe et de la Méditerranée (apuesta multidisciplinar para dar a conocer la cultura contemporánea en la cuenca del Mediterráneo), el Musée Regards de Provence (piezas artísticas con la Provence como motivo de inspiración), el Musée du Vieux Marseille (Maison Diamantée, dedicado a la vida cotidiana de los marselleses), el Musée d'Histoire de Marseille (que incluye un parque arqueológico), el Musée d'Archéologie Méditerranéenne y el Musée des Arts Africains, Océaniens, Amérindiens (ambos en el complejo de la Vieille Charité). Fuera del centro, el Palais Longchamp alberga los museos des Beaux-Arts e Historia Natural.
Totalmente prescindible: Subir a la iglesia de Notre-Dame de la Garde (siglo XIX, estilo “neo-bizantino”) erigida en uno de los puntos más altos de la ciudad y cuyas vistas panorámicas tampoco responden a las expectativas.
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