domingo, 1 de julio de 2012

Parada imprevista en Niort

En cualquier viaje, a veces, parar por cualquier motivo en un lugar cuyo nombre no te suena de nada y descubres un lugar interesante. Eso nos ocurrió con la ciudad de Niort, cuando veníamos de Nantes con destino a La Rochelle, y conocimos la capital del departamento de los Deux-Sèvres en la región de Nouvelle Aquitania.

¿Qué ver?: En una visita rápida a Niort no podemos dejarnos el Donjon, dos altas y fuertes torres que constituían el reducto central del castillo románico, del que también se conserva la torre de la fortaleza avanzada del fort Foucault. Al lado del Donjon encontramos el mercado de  Les Halles, del siglo XIX construido siguiendo la novedosa arquitectura de construcción en hierro y acero.

Otras paradas obligadas son la iglesia de Notre-Dame de estilo gótico flamígero) y le Pilori, sede del antiguo Ayuntamiento (renacentista, actualmente sala de exposiciones).

Sólo para entusiastas: A riesgo de haberme dejado algún monumento importante, por la brevedad de la visita, hago unos apuntes de otros monumentos de la ciudad, empezando por sus iglesias como la de ste-Pezenne  (coro y campanario románicos del siglo XII), st-Florent (del X con elementos prerrománicos), el temple protestant (gótico con modificaciones posteriores) y otras del siglo XIX como st-André (neogótica), st-Étienne-du-Port (neogótica), St-Hilaire, la capilla del collège st-Hilaire

Las calles de Niort conservan edificios y curiosidades de su historia, desigual interés y mayoritariamente cerrados al público: el Logis d'Hercule (taberna del siglo XVI), la maison dite du Gouverneur (XV), el hôtel d'Estissac (renacentista), el hôtel de Chaumont, siglo XV, prisión desde el XVI al XIX), la maison de la Vierge (XV, en estado de ruina), el hôtel de la Roulière (XIX), los cuarteles militares Du Guesclin (XVIII),  el ancien Hôtel de La Marcardière (portal del XVIII y mansión del XIX), la villa d'Agesci (o maison Rose), la tour du télégraphe Chappe (antigua torre de comunicaciones), los antiguos bains juin (principios del XIX, baños de estilo hispanizante) y los dragones de bronce de la rue Ricard.

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