Torres de la Chaîne y st-Nicolas cerrando la bocana del Vieux-Port |
En el departamento de Charente-Marítime de la región
de la Nouvelle Aquitania, La Rochelle (La Rochela) y su puerto nos traen el recuerdo, aunque nos encontremos en una ciudad de la Francia atlántica, de una ciudad mediterránea por la luminosidad de sus construcciones en piedra blanca y el clima templado.
Muy cerca, e igualmente interesante, la Isla de Ré está unida al continente por un puente y conserva diversas fortificaciones del siglo XVII en St-Martin-de-Ré, La Flotte, Grouin, casamatas de la guerra mundial, faros, salinas y playas.
Sin ninguna duda es una parada obligatoria en el camino que lleva de Bordeaux a Nantes, con las que tiene buenos enlaces por tren, y, si se tiene tiempo, aprovechar para descubrir una cercana localidad de interior: Niort.
Al fondo, la tour de la Lanterne y, en primer plano, defensas del puerto |
Puerta de la Grosse-Horloge |
Sólo
para entusiastas: Para completar un poco la visita es
interesante recorrer la rue st-Jean du
Perot y la rue sur les Murs y cruzar al paseo de Crépeau para ver desde
otras perspectivas las torres de la
Lanterne, la Chaîne y st-Nicolas.
De relativo
interés son la catedral de saint-Louis (siglo
XVIII, lo más llamativo son unos exvotos ofrecidos por los marineros), la iglesia
de st-Sauveur (siglo XVII), el claustro de las Damens Blanches
(XVII) o el campanario de la desaparecida iglesia de st-Barthélemy (gótico).
Algunos palacetes urbanos abren sus puertas reconvertidos en museos, como el palacio episcopal neoclásico hôtel Crussol d'Uzès, actualmente Musée des Beaux-arts de La Rochelle, el hôtel du Gouvernement sede del Muséum d'histoire Naturelle, el hôtel Fleuriau (siglo XVIII) Musée du Nouveau Monde, el Musée d'Orbigny Bernon (siglo XIX, dedicado al arte decorativo e historia local). Otros museos temáticos son el Musée Rochelais d'Histoire Protestante (historia del protestantismo en la región), el Musée des Automates, el Musée des Modèles Réduits, el Musée du Flacon à Parfum, el Aquarium o las embarcaciones del Musée maritime en los antiguos muelles para barcos de arrastre en el Vieux-Port.
Totalmente prescindible: La place de Verdun.
Lo más friki y/o kitsch: El Faro del Fin del Mundo o Phare du bout du monde en La Rochelle es una mera reconstrucción del situado en Cabo de Hornos y que inspiró a Julio Verne para su novela del mismo nombre. Nos podemos acercar con la marea baja, pero no acceder al faro.
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