Colonia del Sacramento, un viaje en el tiempo

Calle típica colonial en el centro histórico

La Colonia del Sacramento fue un pequeño puerto fundado por los portugueses a orillas del río de la Plata que, con tesón, ha rehabilitado su núcleo histórico y se reivindica como uno de los mejores ejemplos de arquitectura criolla.

El transbordador une Buenos Aires con este reducto de paz y tranquilidad, permitiéndonos hacer la visita y volver en la misma jornada o proseguir viaje yendo a Montevideo.

¿Qué ver?: Aunque no puede compararse con otras ciudades más monumentales, preserva la autenticidad en su recinto colonial, con un toque original al utilizar ornamentalmente viejas carrocerías de coches y evitando las horteradas para turistas.

Faro

Calle con la basílica del Santísimo Sacramento

En la plaza de Armas está la basílica del Santísimo Sacramento (siglo XIX) y se han encontrado los cimientos de la casa de los Gobernadores, mientras que desde la plaza Mayor se ve el faro, la pintoresca calle de los Suspiros y la puerta de la Ciudadela. Después sólo queda recorrer sus calles empedradas, pasando entre cuidadas casas de planta baja, disfrutar de una buena comida en el centro o en la avenida general Flores y darnos un baño en sus playas urbanas.

Casa colonial del periodo portugués

Sólo para entusiastas: Durante la restauración se tuvo el gran acierto de buscar nuevos usos para los edificios singulares del siglo XVIII y la solución fue que sirvieran para albergar diferentes colecciones: el Museo del Período Histórico Portugués (casa portuguesa de piedra y adobe), el Museo Indígena Roberto Banchero, el Museo del Periodo Histórico Español, el Museo Casa de Nacarello (o casa del Virrey, decorada con el mobiliario usado en una vivienda de la época colonial), el Museo Municipal Dr. Bautista Rebuffo (o casa de los Secretarios, miscelánea de colecciones arqueológicas, artes decorativas, fósiles, ciencias naturales…), el Museo del Azulejo, el Museo y Archivo Histórico Regional (casa de Palacios, centro documental)… La excepción es el Museo Paleontológico Armando Calcaterra, que tiene una sede moderna y a las afueras.

Lo más friki y/o kitsch: Si algo funcionó bien en el pasado es muy probable que continúe haciéndolo también en nuestros días. El contrabando, desde los dominios de la Corona de Portugal a los de la Castellana, tuvo mucho que ver en el nacimiento de la ciudad y, aún hoy, puede verse la evolución de esa actividad en la cola de devolución de tasas por las compras hechas en la República Oriental del Uruguay o en la locura que se organiza en la tienda libre de impuestos del barco para adquirir productos exclusivos por encargo.