Valencia, a la luz de su pasado y bajo las sombras del presente

La visita a Valencia fue una de esas paradas para ver “un par de cosas” que se acaban convirtiendo en toda una experiencia. Quizás fue por la luminosidad del cielo aquellos días, o por el contraste entre el pasado y presente o el hecho de descubrir algunas pequeñas y desconocidas joyas. Los promotores del turismo que sólo promocionan la playa y el folclore, tal vez, se estén equivocando y nos ocultan su verdadera esencia.

Los lugares de interés se pueden recorrer caminando y se concentran, fundamentalmente, en dos zonas de la ciudad comunicadas por una buena red de transporte público. Además, es una etapa imprescindible del circuito por las provincias de Castellón, Valencia y Alicante.

Exterior de la catedral gótica

Columnas góticas de la Lonja de la seda

¿Qué ver?: Muestra de la relevancia en el pasado de Valencia son joyas del gótico mediterráneo como la catedral (siglo XIII, conserva muy buenas pinturas renacentistas), el anexo campanario o Miquelet, el edificio de la Lonja de la Seda (XV, una auténtica obra maestra), la fachada del palacio de Benicarló (XV, residencia ducal de los Borja, actual sede de las Corts Valencianes) o el palacio de la Generalitat Valenciana (XV, una de las torre laterales es del renacimiento y la otra del XX).

Ciudad de las Artes y las Ciencias

Ciudad de las Artes y las Ciencias

La arquitectura más moderna se puede ver en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un conjunto de construcciones singulares, algunas muy polémicas por su coste, calidad o utilidad, compuesto por el Hemisfèric (sala de proyecciones y planetario), el Museo de las Ciencias (museo interactivo de ciencia), el Palacio de las Artes (teatro-auditorio), el Oceanogràfic (acuario), el Àgora (plaza cubierta polivalente) y el Umbracle (paseo ajardinado y galería de escultura contemporánea).

Detalle de la decoración andalusí en la torre Serranos

Baños árabes del Almirante

Sólo para entusiastas: Esta gran ciudad permite recorridos según los gustos de cada persona y, así, aquellos que se interesen por la historia pueden visitar el yacimiento arqueológico de la Almoina (restos romanos y de épocas posteriores), las Torres de Serranos y de Quart (puertas de la desaparecida muralla), los baños árabes del Almirante, la Casa de las Rocas (depósito de agua, hoy museo de Historia de Valencia), las atarazanas del Grau (sala de exposiciones) y cada jueves la sesión pública del Tribunal de las Aguas de Valencia, ante la Puerta de los Apóstoles de la catedral.

Patio de la iglesia de santa Catalina Mártir

En el centro existen diferentes edificios religiosos como la basílica de la Virgen de los Desamparados (siglo XVII, barroca), las iglesias de santa Catalina Mártir (recuperó su apariencia gótica), de los Santos Juanes (XVII-XVIII, barroco), de san Juan del Hospital (XIII-XIV, en lo que fue el priorato de los caballeros de la Orden de san Juan de Jerusalén), mientras que, en las afueras, destaca el monasterio de san Miguel de los Reyes (abarca construcciones desde el renacimiento al barroco, sede de la Biblioteca Valenciana).

El modernismo dejó el mercado Central de Colón (siglo XX), la estación del Norte y la ampliación de la Casa Consistorial (Ayuntamiento, integró la Casa de Enseñanza).

Entre los museos destacan el de Bellas Artes San Pío V, el IVAM (Institut Valencià d'Art Modern), las vanguardias de la Sala Parpalló, el Museo Nacional de Cerámica y de las Artes Suntuarias González Martí (en el palacio rococó del Marqués de Dos Aguas), el Paleontológico (geología y paleontología), el de ciencias naturales, el museo del arroz, el fallero y la casa-museo Blasco Ibáñez.

En el mismo término municipal de Valencia se encuentra el Parque natural de la Albufera, que comprende los ecosistemas de la laguna costera, de gran importancia ecológica y etnográfica, los arrozales, bosques y litoral marino.

Totalmente prescindible: Las experiencias del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe son semejantes, por no decir claramente inferiores, a aquellas que ofrecen otras instituciones que han apostado por ofrecer divulgación a través de la interacción científica.

Lo más friki y/o kitsch: Es de desear que a nadie le pille una mascletá, una más de las curiosas formas de quemar el dinero público en este país, y que alguien explique la verdad sobre el traje y el tocado de las falleras. ¿De verdad alguien se cree que esa era la ropa tradicional de la mayoría de las mujeres valencianas? ¿O era, simplemente, el traje de fiesta de la minoría que no trabajaba?

Mayor encanto tiene la historia de los ninots indultats conservados el Museo Fallero, esas piezas de arte popular efímero que son salvados de arder en el fuego.