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Iglesia y cementerio en St-Michel-en-Grève |
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Calle de St-Michel-en-Grève |
Después de recorrer los pueblos de Morbihan y Finistère, entramos en el departamento de Costas de Armor para hacer una parada imprevista en St-Michel-en-Grève (Lokmikael-an-Traezh) donde, junto a la playa, nos sorprende la belleza de su iglesia rodeada de un pequeño cementerio. El tiempo que hemos dedicado a este lugar, nos obliga a descartar la visita a Lannion (Lannuon, casas típicas con vigas de madera y alguna revestida de placas de pizarra, así como iglesias de los siglos XIII y XV) o a Trébeurden (castillo de Ker Nelly, iglesia de Sainte Trinité y capilla de Christ).
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Iglesia de st-Jacques en Perros-Guirec |
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Camino de ronda por la costa de Ploumanac’h |
Nuestra próxima parada es uno de los platos fuertes del viaje, la Costa de Granito Rosa en Ploumanac’h. El Sendier des Douaniers (camino
de ronda costero) recorre los acantilados y las rocas erosionadas de
este fantástico y bello paraje natural. Para hacer la excursión completa
de medio día y disfrutar, con suerte, de la luz del sol sobre el
granito daré un consejo: si vamos por la mañana es mejor empezar el
paseo en pors Rolland (la zona más cercana a Perros-Guirec) y acabar en el puerto de Ploumanac’h, mientras que si lo hacemos por la tarde, el recorrido sería a la inversa. Para completar nuestra visita podemos acercarnos a la cercana Perros-Guirec (Perroz-Gireg) otra localidad costera en la que destaca la iglesia de st-Jacques (s. XV).
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Casas piedra y tejado de pizarra en Dinan |
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Calle Jerzual |
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Puerto de Dinan |
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Viviendas de entramado de madera en Dinan |
Ahora vamos a circular unos cuantos kilómetros, sin entretenernos en otros preciosos lugares de estas costas, para llegar a Dinan, una ciudad de interior que conserva parte de su muralla medieval: la gran torre le Donjon, la porte du Guichet, la torre de Coëtquen y las murallas. Por sus calles, además de las típicas fachadas de la región y casas construidas en piedra irregular, podemos ver otros edificios interesantes como la tour de l’Horloge (torre del reloj del siglo XV, hoy Museo Municipal), la ecléctica basílica de st-Sauveur (mezcla de románico bizantino, gótico, neoclásico y barroco), la iglesia de st-Malo (del siglo XV hasta el XIX), el convento des Cordeliers (del siglo XV, cerrado al público durante el curso escolar)… En ningún caso nos perderemos caminar por la estrecha, y con fuerte desnivel, calle de Jerzual (continua con el nombre de Petit Fort) en la que, saliendo por la puerta de la muralla, se suceden las casas de entramado de madera, como la maison du Gouverneur, hasta el puerto de la ciudad y su puente de piedra.
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Detalle de las defensas de Saint-Malo |
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Islote y Fort National |
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Muralla marítima de Saint-Malo |
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Campanario de la catedral de st-Vicent |
Llegamos a Saint-Malo (Saent-Malo), un antiguo puerto comercial (también corsario/pirata), en el departamento francés de Ille et Vilaine. La ciudad está rodeada por una muralla con diversos accesos como la Grande-Porte o la porte de saint-Vicent, a cuya mano derecha vemos el castillo (siglo XVI, actual Ayuntamiento) y sus torres del Grand Donjon y la Genérale (hoy Museo de Historia). El mayor atractivo de la ciudad es dar un paseo por la muralla, la promenade des ramparts, y detenernos en los miradores de la tour Bidouane y el bastión de la Hollande para admirar costa y varias islas fortificadas. Con la marea baja es posible llegar caminando a los islotes de Fort National y Petit-Bé,
desde donde tenemos una excelente vista panorámica de la ciudad. El
interior de la ciudad fue destruido por los bombardeos durante la
segunda Guerra Mundial, y sólo es remarcable su catedral de st-Vicent (excelente reconstrucción de la original de estilo gótico). Fuera de las murallas destacan la impresionante torre Solidor (s XIV) y el fuerte de la Cité d’Aleth (actualmente es un camping).
Separada de St-Malo por una ría está la ciudad-balneario de Dinard (Dinarzh) que conserva un aire británico en sus villas y mansiones del siglo XIX. En dirección contraria llegamos a Cancale (Kankaven) con un puerto llamado La Houle famoso por sus ostras (a las que han dedicado un museo) y por las playas vírgenes de los alrededores.
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Catedral de st-Samson |
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Calle de Dol-de-Bretagne |
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Casa de piedra en Dol-de-Bretagne |
Hacemos una pequeña parada en Dol-de-Bretagne (Dol) un pueblo tranquilo de edificaciones en piedra irregular y varias casas y mansiones medievales (cave de l’Enfer, la Guillotière, el Petits Palais o de los Plaids). La catedral de st-Samson (siglos XII y XIII) es su principal monumento.
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La abadía del Mont Saint-Michel de noche |
Y así, en los límites entre la Bretaña y la Normandía, llegamos al famoso Mont Saint-Michel que, además de tener unas inmejorables vistas de las marismas y el estuario que rodean el islote, acoge la abadía de Saint-Michel, mitad fortaleza mitad convento, construida en tres niveles superpuestos. La visita, aunque cara, merece la pena: claustro (gótico flamígero) de doble arcada, Salle des Chevaliers, refectorio (románico), despensas, cripta e iglesia. El pueblo situado a sus pies es un masificado decorado turístico, aunque destaca la pequeña iglesia parroquial de st-Pierre (sus pilares son del siglo XI pero el resto es del XV y XVI) y el cementerio anexo.
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Bancos de arena durante la marea baja |
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Edificio de la abadía |
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Claustro |
Si
bien en el resto de la ruta dejo a la elección de los viajeros dónde y
cuándo comer y dormir, en esta ocasión creo que Mont St-Michel bien
merece una noche, aunque no sea en la propia isla sino en el pueblo
donde comienza la carretera que lo une al continente. Tres son los
motivos: el maravilloso espectáculo que nos ofrece la isla iluminada por
la noche (es posible ir caminando si el tiempo acompaña), el
alojamiento más barato y ahorrarnos el elevado precio del aparcamiento
del coche.
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Mont Saint-Michel |
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Recinto fortificado de Fougères |
Ya casi estamos acabando nuestro viaje, pero no podemos perdernos la visita a Fougères (Felger) y su imponente castillo (siglos XII y XIII) con cinco grandes torres de piedra gris, la cercana porte Notre-Dame (siglo XV) con su doble puente levadizo, un molino de agua, la iglesia del st-Suplice (del siglo XIV pero finalizada en el XVIII). En el centro de la ciudad es interesante la torre Beffroi (finales del XIV, la primera construida en la región) y la iglesia de st-Léonard (gótico flamígero muy modificado), así como otras construcciones menores como el ayuntamiento (siglo XV), el convento de las Clarisses (XVII) o la casa porticada que acoge el museo Emmanuel de la Villéon (XVI).
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Fortaleza de Fougères |
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Torre y, al fondo, iglesia del saint-Sulpice |
Antes de llegar a Rennes, podemos desviarnos unos kilómetros hasta Vitré (Gwitreg), otra ciudad amurallada (siglo XIII, conserva las torres des Claviers y de la Bridole) cuyo pasado medieval se hace visible en las calles de su casco antiguo (Beaudrairie, Poterie, d'Embas, Marchix…), con casas de piedra irregular o de entramado de madera y tejados de pizarra, la catedral de Notre-Dame y la capilla de st-Nicolas (siglo XV, gótico flamígero) y el castillo de Vitré de altas y fuertes torres en las esquinas. También nos ofrece otros alojamientos palaciegos como el Château-María (XVII) o el palacete-castillo de Rochers-Sévigné (siglo XV) a 7 km de Vitré.
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Edificio de entramado de madera en Rennes |
Finalizamos este recorrido por la Bretaña en su capital, Rennes (Roazhon), caminando por el casco antiguo (place du Champ-Jacquet, calles Chapitre, Psalette, st-Michel y st-Georges…) de altas casas con fachadas de entramado de madera (XV y XVI), aunque después de haber contemplado tantas, tal vez no nos sorprendan. Más interés tienen las puertas Mordelaises (mediados del XV), la plaza de la Mairie con las blancas fachadas del ayuntamiento (Hôtel de Ville del siglo XVIII) y la ópera (Théâtre de la Ville principios del XVIII) y, en menor medida, los cercanos Palacio de Comercio (Palais du Commerce de finales del siglo XIX, hoy central de correos) y Parlamento de Bretaña (del XVII, actual palacio de justica). Saliendo un poco del centro está el gran jardín de Parc du Thabor y la cercana piscina de st-Georges (siglo XX), construida a imitación de unos baños romanos.
Son poco llamativos los principales edificios religiosos neoclásicos: la catedral de st-Pierre, Notre-Dame-en-St-Melaine, la basílica del Saint-Sauveur… y para ver los que tiene cierto interés nos acercamos a la capilla de st-Yves (XV), las iglesias de st-Aubin y st-Germain (gótica y gótica-flamígera respectivamente), el convento de los Jacobins o el palacio de st-Georges (abadía femenina del siglo XVII con un precioso jardín).
He dejado un par de lugares a los que ir desde Rennes: el pueblo de Josselin (Josilin), de trazado medieval, fuerte castillo de tres torres (siglo XI) y basílica de Notre-Dame du-Roncier (finales del siglo XII), y el otro es el lago de Viviana en el bello bosque de Paimpont (Pempont), que se ha vinculado a la leyenda artúrica con el nombre de Broceliandía (fôret de Brocéliande).
Un plan completamente alternativo para hacer este viaje es el que han seguido algunos conocidos que, aprovechando su sistema radial de carreteras y transportes públicos, hicieron excursiones de un día o dos desde Rennes a los diferentes destinos propuestos y, también, a Nantes. Lo dejo a vuestra elección.