Castillo de los Duques de Bretaña |
Nuestro recorrido por la Bretaña no puede pasar de largo por la que fue capital histórica del ducado y, actualmente, del departamento de Loira Atlántico y de la región Países del Loira. En Nantes (Naonet, Naunnt) coexiste el pasado y el presente, la historia y la vanguardia. El gran número de estudiantes universitarios la convierten en una de las ciudades más animadas del norte de Francia.
Tour de la Couronne d’Or |
Si se viene desde La Rochelle, y conociendo las restricciones de velocidad y a la circulación en vehículo privado que aplica la ciudad, la mejor opción es viajar en tren o dejar el coche a la afueras y desplazarse en transporte público hasta el centro.
¿Qué ver?: La visita a Nantes comienza por el castillo de los Duques de Bretaña, un gran recinto amurallado de finales siglo XV en el que destaca la tour de la Couronne d’Or, edificación palaciega con dos bellas galerías de influencia italiana (alberga el Museo de Historia de Nantes). En la cercana catedral gótica de st-Pierre-et-st-Paul podemos admirar el mausoleo de Francisco II de Bretaña y Margarita de Foix.
Campanario de ste-Croix |
A continuación nos adentramos en el barrio de Bouffay, de calles estrechas con origen medieval y que conserva alguna casa de entramado de madera, un lugar bastante animado, incluso al anochecer, por sus bares, restaurantes y comercios tradicionales. Desde algunas bocacalles se ve el curioso campanario rematado con ángeles de la iglesia de la ste-Croix.
Passage Pommeraye |
En los antiguos astilleros, situados en la otra orilla del río, se ha construido el Palacio de Justicia, podemos visitar Les Machines de l’île, que fueron parte de la tramoya de un espectáculo de fantasía que se preservó para su exposición, y ver las grues Titan (antiguas grúas de estiba).
A los museos mencionados antes, hay que añadir el de Bellas Artes, el de Historia Natural, el dedicado a Julio Verne, el barco Maillé-Brézé y el curioso Le Lieu Unique, una antigua fábrica reconvertida en una mezcla de centro cultural y comercial.
De entre los parques de la ciudad destacan la Île de Versailles, de estilo japonés, y el jardín des plantes, nacido a partir de las semillas que trajeron los marinos de sus viajes.
Totalmente prescindible: No merecen especial atención ni el ayuntamiento u Hôtel de Ville (siglo XVIII) ni la Préfecture (siglo XVII, construida para albergar la Cámara de las Cuentas de Bretaña).
Lo más friki y/o kitsch: A orillas del río encontramos los Anneaux de Buren, 18 grandes anillos metálicos que se iluminan por la noche. ¿De verdad eran necesarios?
No hay comentarios :
Publicar un comentario