Ir a sitios interesantes, sin gastar mucho y por tus propios medios es posible. Vive siempre una aventura, en un destino cercano o exótico, porque eso diferencia a un viajero de un turista
Si algo define el paisaje del oriente de Asturias es, sin ninguna duda, la presencia de los Picos de Europa que comparte con las vecinas Cantabria y Castilla y León, un dato, muchas veces olvidado, que nos decidió a internarnos desde la vertiente leonesa.
Dos carreteras salen de Sahagún y Mansilla de las Mulas, localidades ya descritas al hablar del Camino Francés, siguen el curso de los ríos Cea y Esla y se encuentran a la entrada de Cistierna, en las estribaciones de la cordillera Cantábrica.
Monasterio de santa María de Gradefes
Castillo de Cea
Por decir algo de este primer tramo, destacaremos el puente de Cea y su castillo en ruinas (siglo XV, muy cerca de Sahagún), la iglesia románica inconclusa del monasterio de santa María de Gradefes (XII, por la vía de Mansilla) o el Museo de la siderurgia y la minería de Sabero (pasado Cistierna).
Embalse de Riaño
El Pontón
Iglesia de Pedrosa
Desde allí se suceden una serie de aldeas hasta llegar al nuevo Riaño, rodeado por el mismo embalse que destruyó la población de la que toma el nombre, y a donde se trasladaron las iglesias de Pedrosa del Rey y La Puerta (siglo XIII) y el hórreo de Salio para evitar que quedaran sumergidos.
Tenéis la opción de ir al valle de Valdeón y, conduciendo por una pista asfaltada, a Caín, punto de partida del sendero por la ruta del Cares que atraviesa una de las zonas más agrestes de los Picos de Europa. Pero como sabíamos que el acceso es más fácil desde el término municipal de Cabrales, salvamos el puerto de montaña del Pontón con destino a tierras asturianas.
Ermita de la Santa Cruz
Puente medieval
En Cangas de Onís (Cangues) vimos el puentemedieval (siglo XIV, con una reproducción de la Cruz de la Victoria colgando de un arco), la ermita de la Santa Cruz (reconstrucción erigida sobre un dolmen) o, en las proximidades, la iglesia románica del monasterio de Villanueva (XII, parador nacional).
Santa Cueva de Covandonga
Unos kilómetros nos separan de Covadonga (Cuadonga) y el santuario de la santa Cueva, un bello paraje destrozado por diversas edificaciones de los dos últimos siglos (basílica, hotel…) y otros elementos ornamentales (la campanona, esculturas de los leones o de Pelayo).
Lagos Enol y Ercina
Un tanto decepcionados por la experiencia, nos resarcimos subiendo a los lagos Enol y Ercina para disfrutar de las praderas de alta montaña.
El Naranjo de Bulnes
Durante el descenso, es posible hacer un alto en iglesia de Abamia (siglo XII) o, a las afueras de Asiego, contemplar el Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu al atardecer.
Queríamos madrugar para hace la excursión por el cañón del Cares desde Poncebos y dedicar otra jornada a coger el funicular a Bulnes, pero nos despertamos con una tormenta que desaconsejaba andar e impedía la visibilidad desde los miradores. Como consuelo, probamos el queso típico de Cabrales y nos acercamos a la iglesia de santa María de Llas (románico tardío). La previsión alargaba la duración de la tempestad, por lo que sacrificamos parte de nuestros planes y, confiando en que las ciudades nos permitirían sacar partido a nuestro viaje, nos dirigimos a la costa cantábrica.
Llanes
Palacio de los Duques de Estrada
En Llanes fuimos a la punta del Guruñu, con vistas sobre la playa del Sablon, los Cubos de la Memoria del rompeolas y las ruinas del palacio de los Duques de Estrada (siglo XVII, barroco). Tomando como referencia esta última construcción, caminamos hasta la basílica de santa María del Concejo (XIII-XV, portada románica y el resto gótico) y acabamos callejeando por Posada, Mayor y los muelles en busca del palacio gótico de Gastañaga (XIV-XV), la iglesia de santa María Magdalena (XIII) y diversas casas pintorescas.
Acantilados de Guadamía
Saliendo de Llanes, la lluvia aflojó el tiempo suficiente para observar el fenómeno de los bufones de Pría, unos huecos que, a modo de sifón, resuenan y expulsan vapor de agua al ritmo del oleaje del mar que rompe contra los acantilados de Guadamía.
Ribadesella
También paramos en el paseo marítimo de Ribadesella (Ribeseya) que ha conservado villas de indianos y palacios (ayuntamiento o de los Prieto-Cutre, Correos o de los Prieto-Collado, Collado, Pixuecu y Atalaya). A las afueras está la Cueva de Tito Bustillo (imposible visitar sin reserva previa) y el Centro de Interpretación del Arte Rupestre.
Pisadas de dinosaurios
Playa de la Griega
Siguiendo adelante hasta Colunga, un desvío lleva al Museo del Jurásico de Asturias en Lastres (Llastres) y otro a la playa de la Griega, desde donde se va a unas rocas con pisadas de dinosaurios.
Portal de santa María de la Oliva
Iglesia de santa María de la Oliva
Palacio de los Valdés
De regreso a la carretera, nos detuvimos en el templo prerománico san Salvador de Priesca (siglo X) y en el centro de Villaviciosa, con el propósito de dar una vuelta por la iglesia gótica de santa María de la Oliva (XIII-XV), las casonas señoriales (Valdés, Pedrera, Hevia) y otras muestras de la arquitectura civil de finales del XIX y principios del XX.
Casas típicas de Tazones
Tal y como habíamos decidido, llegamos a Tazones, un bonito pueblo pesquero en la desembocadura de la ría de Villaviciosa. En otras circunstancias, sus casas típicas hubieran quedado ocultas por los toldos y sobrillas de los restaurantes y sus calles hubiesen estado atestadas de gente pero, gracias a una climatología tan adversa, lo tuvimos para nosotros sólos.
Santa María la Real
Iglesia de san Salvador
Iglesia de san Andrés
Y, aprovechando otra breve tregua, nos alejamos de la costa hasta la imponente iglesia prerrománica de san Salvador de Valdediós (o el Conventín, siglo IX), comparable al del conjunto del Naranco en Oviedo, el contiguo Monasterio de Santa María la Real (XII, románico tardío) y, en Valdebárzana, ver la portada románica de san Andrés (XII).
Iglesia de san Pedro
Palacio de Revillagigedo
La jornada hubiera terminado en Nava, conociendo algo más sobre la sidra en el museo de ese lugar, pero el tiempo empeoró definitivamente y nos obligó a buscar refugio en Gijón (Xixón), puerto principal y municipio más poblado de la provincia. Ocupamos nuestra estancia en pasear por el barrio viejo o Cimadevilla, el cerro de santa Catalina hasta la escultura Elogio del Horizonte de Chillida, a entrar en la iglesia de san Pedro (reconstrucción de un templo gótico), pasar por la casa natal de Jovellanos y el palacio de Revillagigedo (XVIII, barroco), guarecernos en los soportales de la plaza Mayor y asomarnos a la playa de san Lorenzo. Descartamos, para mejor ocasión y estar demasiado alejarnos, el yacimiento de la Campa (castro preromano) en el cabo de Torres, el Jardín Botánico y la Laboral Ciudad de la Cultura (XX, en lo que fuera un centro de formación profesional o Universidad Laboral).
Esculturas de la Cámara Santa
Catedral de Oviedo
Decidimos finalizar nuestro itinerario en Oviedo (Uviéu) que, como capital que se precie, cuenta con una catedral (siglos XIII al XVII, pero esencialmente gótica), siendo las esculturas románicas de la Cámara Santa (IX, depósito del tesoro y reliquias), la cripta de santa Leocadia, el claustro gótico (XIV-XV) y la sala capitular (XIII) los elementos más interesantes del interior.
La seo está rodeada por otras edificaciones religiosas, como la parroquia de Tirso el Real (renacentista con restos prerrománicos), el palacio arzobispal (XVI), el monasterio de san Vicente (claustro gótico y sede del Museo Arqueológico), la iglesia de santa María Real de la Corte (XVI), el monasterio de san Pelayo (románico y fachada barroca), la capilla del rey Casto (XVIII, panteón real)…
Ante su puerta principal se extiende la plaza de Alfonso II y la calle Eusebio González Abascal, flanqueadas por las fachadas de los palacios barrocos de Valdecarzana-Heredia, de Camposagrado (dependencias judiciales), de Malleza-Toreno (Real Instituto de Estudios Asturianos), de Velarde (Museo de Bellas Artes) o la gótica Casa de la Rúa (o palacio del Marqués de Santa Cruz de Marcenado, siglo XV).
Plaza del Fontán
Mercado
Entre los dos últimos está la calle Rúa que va hasta el Ayuntamiento (siglo XVII) y, una vez allí, a mano derecha se ve la iglesia de san Isidoro (XVI-XVII) y el Mercado cubierto (XIX) para, a continuación, alcanzar la pintoresca plaza del Fontán (antiguo corral de comedias, sólo una de las esquinas es original) y el palacio del Marqués de San Feliz (o del Duque del Parque, XVIII, barroco).
San Julián de los Prados
Del caso urbano sólo queda por mencionar la iglesia de san Julián de los Prados (o de Santullano, siglo IX), con unas pinturas prerrománicas que, junto con la Cámara Santa y las construcciones del monte Naranco, constituyen la aportación de Oviedo al Patrimonio de la Humanidad.
Iglesia de san Miguel de Lillo
Santa María del Naranco
A la afueras de la ciudad se hallan dos impresionantes muestras de la arquitectura prerrománica asturiana y digno broche a final a nuestro recorrido: el salón real de santa María del Naranco (siglo IX, transformado en lugar de culto en el XII) y la iglesia de san Miguel de Lillo (IX).