En cualquier viaje, es tan importante elegir el destino como decidir en qué momento detenerse. Y como habíamos dejado atrás el sur de la Comunidad Valenciana, aún lejos de nuestro destino en Andalucía, aprovechamos esa excusa para hacer altos en varios puntos de la costa de Murcia.
Las salinas de San Pedro del Pinatar, lindando con Alicante, también sirven de espacio de anidación a las aves migratorias en la gran laguna litoral que ayuda a cercar junto con la Manga del Mar Menor, esa estrecha franja de tierra destrozada por un sinfín de torres de apartamentos y alojamientos turísticos.
Una montaña separa a La Unión del mar y, dedicada en el pasado a la minería, ha sabido reconvertir una explotación en un centro de interpretación y visitar las galerías.
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Fuerte en lo alto de una colina |
Los cartagineses reconocieron las cualidades de Cartagena como puerto natural, hicieron de ella su base y, hasta nuestros días, esa característica han jugado un papel fundamental, tal y como podremos constatar durante nuestra estancia. Situándonos en los muelles, rápidamente localizamos la rada militar, el Museo Naval (siglo XVIII, fue un cuartel de marinería), baterías dispersas por las montañas que rodean la bahía y el fuerte de Navidad (XVII-XVIII, exposición sobre el conjunto defensivo). El paseo paralelo a las murallas marítimas lleva al Museo Nacional de Arqueología Subacuática (hallazgos desde la época fenicia hasta el siglo XX) y, atravesando el túnel de la calle Gisbert, se llega al antiguo Hospital Militar y el cuartel de Antigones (XVIII, dependencias de la Universidad Politécnica de Cartagena).
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Cerro del Molinete |
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Tramo de muralla cartaginesa |
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Castillo de la Concepción |
En la acera de enfrente, un ascensor salva el desnivel hasta el castillo de la Concepción (siglo XIII, museo de historia de la Ciudad) y sirve de mirador para ver las estructuras supervivientes de la muralla de tierra: el cerro de los moros, collado de Despeñaperros, cerro san José, Monte Sacro o el cerro del Molinete, todas ellas en precario estado de conservación. A los pies del cerro de san José, junto al rectorado de la Universidad, perviven unos metros de la muralla púnica (III a.n.e.).
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Iglesia de santa María la Mayor |
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Teatro romano de Cartagena |
Para rematar la jornada, descendemos del castillo de la Concepción y nos asomamos el teatro romano (siglo I a.n.e.) y las ruinas de la iglesia de santa María la Mayor (XIII y XIX). La puerta de acceso está en la plaza del Ayuntamiento y, el interesante edificio de Rafael Moneo que acoge el museo, salva el desnivel que existe hasta el anfiteatro. Encontramos otras muestras de la antigüedad en el denominado Barrio del Foro (termas), el Auguteum (templo), los frescos de la Casa de la Fortuna o la necrópolis del Museo Arqueológico Municipal.
Recuperamos el Palacio consistorial como punto de referencia para recorrer la calle Mayor, pasando ante las fachadas del Casino, los palacios de Molina y del Almirante Escaño, las casas Llagostera, Cervantes, Serrat… de los siglos XVIII al XX.
Nos despedimos de Cartagena y, por una tranquila carretera secundaria, llegamos a una bifurcación que conduce al cabo Tiñoso, lugar de asentamiento de fortificaciones costeras, y el camino en dirección a los pueblos y playas de La Azohía e Isla plana.
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Playa de Mazarrón |
Nos sorprendió, gratamente, que este tramo del litoral estuviera relativamente urbanizado y predominasen las construcciones bajas, cuando la norma ha sido caer en la sobreexplotación y masificación turística del Mediterráneo. Incluso más allá de Cabo Cope-Puntas de Calnegre predomina un paisaje agrario y se ven más invernaderos que casas. En el pasado existieron asentamientos romanos y árabes en Águilas pero la fundación de la localidad y su castillo de san Juan son relativamente recientes (siglo XVIII). También, desde allí hasta Calarreona, veremos playas, casi vírgenes, como las de las Cuatro Calas, fronterizas con Andalucía y la provincia de Almería.