La ruta propuesta es la continuación natural de la iniciada en las fuentes del Rin (Rhein), pasando por el lago Constanza-Bodensee, las cataratas Rheinfall, Basilea (Basel), Breisach am Rhein, Friburgo (Freiburg im Breisgau) y Colmar (Kulmer), o puede arrancar en Estrasburgo y seguir el curso del río por los estados de Baden-Württemberg, Renania-Palatinado (Rheinland-Pfalz), Hesse (Hessen) y Renania del Norte-Westfalia (Nordrhein-Westfalen). Pese a que hay que lamentar el patrimonio perdido en múltiples conflictos, se ha de reconocer que Alemania hizo un notable esfuerzo para restituir a su estado original edificios emblemáticos y barrios típicos afectados. No siempre consiguió dotarlos de autenticidad, pero en cada lugar encontraremos un par de agradables sorpresas.
Uno de los transbordadores |
La cuenca del Rin está poco explotada como destino turístico, excepto por los propios alemanes y algunos circuitos organizados, pero no es difícil hacerlo a vuestro aire. No os perdáis la experiencia de navegar disfrutando del paisaje, desembarcar en las localidades que queráis y utilizar el transporte público terrestre para los tramos más anodinos.
Catedral imperial románica Kaiserdom-Basilika Mariä Himmelfahrt und St. Stephan |
Tenemos kilómetros por delante y muchas cosas que ver, y por eso, en esta ocasión prescindimos de Baden-Baden (balnearios, yacimiento de los baños romanos y los palacios Altes y Neues Schloss) y no pararemos hasta Espira (Speyer) donde se encuentra la primera de las tres impresionantes catedrales imperiales de nuestro recorrido, la Kaiserdom-Basilika Mariä Himmelfahrt und st. Stephan (siglo XI, rehecha en XVIII-XIX, cripta-panteón de emperadores), y que también es la mayor construcción románica conservada.
iglesia Dreifaltigkeitskirche |
El centro barroco de Heidelberg se levantó a orillas del afluente Neckar, salió bien librado de la última guerra y, por eso, mantiene intactos los edificios históricos de la universidad (facultades, el aula magna, la biblioteca, el calabozo para estudiantes), iglesias (la gótica Heiliggeistkirche, la Jesuitenkirche barroca), el puente Alte Brücke (XVIII) y las ruinas del castillo Heidelberger Schloss (ampliado y destruido varias veces).
Cementerio judío Heiliger Sand en Worms |
Catedral imperial románica de st. Peter en Worms |
Más al norte está la ciudad de Bormes (Worms) y la catedral imperial de st. Peter (siglos XII-XIII, tardorománica) que se diferencia de la anterior por tener dos ábsides contrapuestos y un portal de gusto gótico. Quien ya haya visto la de Speyer podría tener la tentación saltarse ésta, pero se perdería entrar en Heiliger Sand, un antiguo cementerio judío de gran belleza, al que se accede subiendo la calle Adreasstraße. El resto del núcleo urbano es moderno y, aunque haga un listado, tiene escasos alicientes: parte de la muralla, la iglesia de Liebfrauenkirche (XIII-XV, gótica), el Nibelungenmuseum (museo en torno a la leyenda de Sigfrido y los nibelungos), el Wasserturm (XIX, depósito de agua), la Nibelungenturm (XIX, torre del puente) o el Lutherdenkmal (monumento a Martín Lutero).
Catedral imperial Hohe Dom st. Martin de Mainz |
Paramos en Maguncia (Mainz), la capital de Renania-Palatinado, para completar el trío de catedrales imperiales visitando la Hohe Dom st. Martin zu Mainz. Se repite la curiosa cabecera a cada extremo de la nave pero, a diferencia de las otras, el complejo incluye una capilla románica aneja, la Gotthardkapelle (siglo XII, pasa algo desapercibida), el claustro, la sacristía (arquitectura gótica) y un alto cimborrio barroco (XVIII). Si bien todas estas modificaciones desvirtúan el patrón renano original, pronto nos resarciremos en las agradables plazas de sus alrededores: Liebfrauenplatz, acceso a la biblioteca y al Gutenberg-Museum en honor al inventor la imprenta; Markt, rodeada de edificios barrocos, y Leichof, de camino a las calles Kirschgarten, flanqueada por casas tradicionales de entramado madera (XV-XVIII), y la que toma su nombre de la iglesia Augustinerkirche (interior rococó del XVIII).
Desde Mark, andando por Ludwigsstraße, desembocamos en Schillerplatz, otra plaza rodeada por palacetes, ornada por esculturas y una fuente dedicada a su particular carnaval. Dispersos y en orden decreciente de relevancia iría la iglesia de st. Stephan (gótica, las vidrieras de Marc Chagall), el Heilig-Geist-Spital (albergue románico reconvertido en restaurante), las ruinas del teatro romano y el santuario de Isis / Mater Magna, las puertas y una torre de la muralla medieval (Eisenturm, Holzturm y Alexanderturm, respectivamente), fortificaciones, almacenes, arsenal (XVII-XX)… y uno de los Ayuntamientos más feos que pueden construirse.
Antes de la unificación, y al igual que ocurría en Italia, los príncipes alemanes mantenían pequeñas cortes que rivalizaban en demostrar su esplendor y nos han dejado abundantes palacios barrocos. Los arzobispos de la Mainz y los caballeros teutones no fueron una excepción y erigieron, junto al río, el Kurfürstliches Schloss (siglos XVII-XVIII, sede del Römisch-Germanisches Zentralmuseum de prehistoria y periodo germánico-romano) y el Deutschhaus Mainz (XVIII, parlamento regional).
Rüdesheim am Rhein |
Castillo, torre y viñas en Rüdesheim am Rhein |
Bingen am Rhein |
En los cerros circundantes se asienta la abadía Benediktinerinnen-Abtei St. Hildegard, el mirador del monumento Niederwalddenkmal y, en la vecina población de Geisenheim, el Schloss Johannisberg que aúna palacio, bodega e iglesia (reproduce una del XII). Cruzando en transbordador a Bingen am Rhein, podemos acercarnos al castillo Burg Klopp, la torre/aduana de Binger Mäuseturm (cerrada a los visitantes) y la basilika st. Martin (XV, gótica).
Sigue un trecho de gran belleza y la mejor panorámica se obtiene desde los barcos que hacen escalas en la villas ribereñas próximas a las fortificaciones palaciegas pero, antes de continuar, aclaremos que son recreaciones inspiradas por romanticismo (siglo XIX), más ideales que reales, mientras que, los castillos derruidos sí suelen ser medievales o renacentistas.
Castillos y pueblos en la cuenca del río Rin |
Saliendo de Rüdesheim am Rhein se suceden las ruinas de Burg Ehrenfels (siglo XIII), los castillos de Burg Rheinstein y Burg Reichenstein, los más pequeños Burg Sooneck y Heimburg (o Burg Hohneck, el último no admite turistas), vestigios de Nollig y Burg Fürstenberg (XIII, no están abiertos al público) y Burg Stahleck (albergue juvenil), lugar en que hay que aprovechar lo que nos ofrece el pueblo de Bacharach am Rhein: torres medievales, la iglesia de st. Peter (XII-XIII, transición del románico renano al gótico) y típicas casas de armazón de madera, como la posada Altes Haus, la Alter Posthof…
Castillos, pueblos y acantilado de Loreley en la cuenca del río Rin |
En un islote se ve el peaje fortificado de Pfalzgrafenstein (siglo XIV, nos ha llegado íntegro) y, al mismo tiempo, el Burg Gutenfels sobre el municipio de Kaub. Inmediatamente, y justo enfrente, el castillo de Schönburg de Oberwesel, localización de la interesante iglesia de Marienkirche (o Liebfrauenkirche, subsisten su valioso altar, la reja gótica y un tríptico) y las torres de su muralla. A continuación se atraviesa el peligroso paso del acantilado de Loreley (que dio ocasión a leyendas), en el mismo margen que el castillo Katz (cerrado al público) y, casi simultáneamente en la orilla contraria, los restos del Burg Rheinfels (XIII) de Sankt Goar. Un poco más allá está el pequeño Burg Maus (XIV) antes de llegar a Kamp-Bornhofen, donde el Burg Liebenstein y las ruinas de Sterrenberg parecen vigilarse mutuamente.
Casa tradicional de entramado de madera |
Nos detenemos en Boppard que conserva otra torre con palacete (siglos XIV y XVII), las iglesias de st.-Severus-Kirche (XII-XIII, románica) y Karmeliterkirche (XIV-XV, gótica) y, en menor medida casas tradicionales de armazón de madera y lienzos de las murallas romanas. En Braubach descubrimos otro de los pocos castillos que nos han llegado intactos, Marksburg (XII-XV) y, en el núcleo urbano, el palacio renacentista de Philippsburg. Seguimos en dirección a los palacios de Martinsburg (XVIII, alrededor de una torre del XV), Burg Lahneck, y Schloss Stolzenfels, este último a las afueras de nuestro próximo destino.
Fortaleza Eherenbreitstein en Koblenz |
La ciudad de Coblenza (Koblenz) se sitúa en la confluencia del Rin con su afluente Mosel (Mosela) y el punto exacto se denomina Deutsches Eck (Esquina Alemana), presidida por un horrible monumento que no debieron tomarse la molestia de devolver a su estado original. Un teleférico sobrevuela el río hasta la fortaleza Eherenbreitstein (siglo XIX), perfecto mirador y sede del Landesmuseum Koblenz (prehistoria y etnografía). Detrás de la estación del teleférico perduran algunas ruinas de la Deutschherrenhaus (encomienda de los caballeros teunones), junto a la sede del Ludwig Museum (arte contemporáneo) y la iglesia Kastorkirche (ampliaciones románica y gótica, y dos torres del XII). Desde allí buscamos Peter-Almeier-Ufer, el paseo que sigue la ribera del Mosel, y el castillo Alte Burg (XIII, biblioteca y archivo), para volver por la calle Burgstraße y la plaza flanqueada por la iglesia Florinskirche (XII, románica), el Bürresheimer Hof (XVII, fue una sinagoga), la Alten Kaufhaus (XV, reforma barroca del XVIII, antiguo ayuntamiento) y el Schöffenhaus (XVI).
Jesuitenplatz de Koblenz |
Desde allí, vía Mehlgasse, vamos directamente a la iglesia de Liebfrauenkirche (base románica y ampliación gótica, sufrió varias destrucciones) para seguir cortos tramos de Braugasse, Entenpfuhl y Firmungstraße que nos dirige a Jesuitenplatz, otra bella plaza con el portal de la iglesia Jesuitenkirche St. Johannes der Täufer (lo único que se salvó) y el lateral del ayuntamiento Koblenzer Rathaus, en lo que fue el antiguo Colegio de los Jesuitas (edificios renacentistas y barrocos). En uno de los patios está la fuente Schängelbrunnen, la figura de un niño que expele agua, y que es una muestra más de las esculturas dedicadas a personajes populares que encontramos en el centro histórico. Desde la fuente se sigue por la Gymnasialstraße que lleva al Mittelrhein-Museum (vida cotidiana y arte, desde la edad media al XIX) y tomando la calle Clemensstraße, en dirección al río, y girando en Neustadt se pasa por el Kurfürstliches Schloss, el palacio del arzobispo-Príncipe Elector (XVIII, neoclásico, rehecho de forma simplificada). Fuera del núcleo, y suponiendo un esfuerzo que no merecen, están el fuerte Großfürst Konstantin (XIX) y, más lejos, el convento Kapuzinerkloster (XVII, reconstrucción).
Castillo Reichsburg en Cochem |
Marktplatz de Cochem |
Acabada la visita, en función del tiempo y el medio de transporte empleado, se vuelve a Coblenza o se hace circuito por el castillo Schloss Bürresheim (siglos XII al XV, decorado con mobiliario de época), la abadía Maria Laach, los volcanes del Vulkanpark y, ya otra vez en el cauce del Rin, el géiser y el castillo de Andernach, y los palacios de Schloss Engers (XVIII, barroco) en Neuwied y Schloss Sayn (XIX) en Bendorf-Sayn.
Linz am Rhein |
Puerta Rheintor y Burgplatz en Linz am Rhein |
Kurfürstliches Schloss, en los antiguos palacios del príncipe-elector |
Llegamos a Bonn que, tras perder la capitalidad de Alemania, recuperó su papel de ciudad universitaria y, por ello, comenzamos en su sede del Kurfürstliches Schloss (siglo XVIII, también alberga el museo egipcio), en lo que fuera la antigua residencia del príncipe-elector de Colonia, y por los jardines Hofgarten. Buscamos la calle Am Neutor que lleva a la catedral Bonner Münster (XI, finalizada en el XIII en estilo gótico y decoración interior barroca) y su claustro parcialmente románico. Atravesando la plaza y encaminándonos por Remigiusstraße se llega a Mark, presidida por el Altes Rathaus (antiguo ayuntamiento, rococó), y continuando por Bonngasse se visita la iglesia de Namem-Jesu-Kirche y el modesto edificio de la casa natal de Ludwig van Beethoven (museo Beethoven-Haus).
Aunque no pude verlo, se puede ir al cementerio Alter Friedhof y, ya a las afueras, a unas curiosas iglesias románicas superpuestas, la Doppelkirche (siglo XII, románica, con pinturas del mismo periodo), o a la torre y ruinas de Godesburg. La urbe tiene museos de arte (Kunst- und Ausstellungshalle der Bundesrepublik Deutschland, Kunstmuseum Bonn, Akademisches Kunstmuseum), el de las matemáticas (Arithmeum), historia natural (Museum Koenig), arqueología (Rheinisches Landesmuseum Bonn) o historia reciente alemana (Haus der Geschichte der Bundesrepublik Deutschland).
Catedral neogótica Kölner Dom en Colonia |
La siguiente etapa pasa por los palacios de Schlösser Augustusburg und Falkenlust (siglo XVIII, barrocos y rococós) de Brühl para, después, continuar con destino a la ciudad de Colonia (Köln). Su centro fue arrasado durante la Segunda Guerra Mundial, pero la cartedral Kölner Dom salió bien librada (XIII acabada en el XIX), y en el altar hay tres sarcófagos de rica orfebrería en los que, dicen, reposan los magos de oriente. En la colindante plaza Roncalliplatz está el Römisch-Germanisches Museum (antigüedad romano-germánica) y, siguiendo el pasillo que forman éste y el lateral de la nave, se llega al Museum Ludwig (arte contemporáneo).
Vistas de Köln |
Volvemos a la plaza y nos dirigirnos, por las calles Unter Goldschmied y Portalgasse, al Kölner Rathaus (ayuntamiento del XIV) con un campanario gótico (XV), pórtico y patio (renacentistas) y, también las entradas al Wallraf-Richartz-Museum & Fondation Corboud (museo de arte) y el Duftmuseum (museo de la colonia). Cogiendo el callejón a la izquierda de la torre municipal se llega a Alter Mark y, desde allí, por un pequeño pasaje que atraviesa los edificios se llega a la iglesia de Groß St. Martin (origen románico) de gran y alto cimborrio. Otros templos, dispersos por los barrios y con alicientes secundarios son st. Andreas, st. Aposteln, st. Pantaleon, st. Gereon, st. Kunibert, st. Maria im Kapitol, st. Severin, st. Ursula, st. Maria in Lyskirchen, st. Georg y st. Cäcilien. Sin ánimo de ser exhaustivo, a los museos mencionados habría que añadir el Rautenstrauch-Joest-Museum (etnografía), el Museum für Angewandte Kunst Köln (decoración y artes aplicadas), el Kölnisches Stadtmuseum (historia de la ciudad), el Schokoladenmuseum (museo del chocolate)…
El Rin, en los kilómetros que faltan hasta la frontera con los Paises Bajos, no da para mucho más. Tal vez pasear por los jardines del palacio Schloss Benrather (siglo XVII, de estilo barroco), dar una vuelta por Düsseldorf que, en contraste con lo visto, apostó por la modernidad al construir el complejo Neue Zollhof (obra del arquitecto Frank Gehry) y la torre Rheinturm (XX), o acercarnos a la localidad de Wuppertal y montar en su monorail (inicios XX). En otra ocasión, descubriremos los paisajes del Rin a su paso por tierras holandesas.